sábado, 27 de junio de 2009

DIALOGO INTERIOR

"Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizá tenía prisa. Pero quizá la prisa no era más que un pretexto, y el hombre tiene algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le hecho nada; algo se habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la prestaría enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir «buenos días», nuestro hombre le grita furioso: «¡Quédese usted con su martillo!».
Para resolver un problema o una situación muchas veces pensamos, analizamos y anticipamos soluciones hablando con nosotros mismos, nos han dicho que los pensamientos generan conductas y por eso lo hacemos, pero no prestamos atención a la naturaleza de ese "autodialogo", que por cierto, está muy relacionado con conductas y contextos anteriores.
Si paramos por un momento nuestro "autodialogo" puede que veamos cosas de nosotros mismos que no reconoceriamos de otra manera: pesimismo, ansiedad, creencias erróneas...
En definitiva, detente y observa tus "audialogos" puede que con el análisis saques conclusiones que te ayuden a cambiar para vivir y relacionarte mejor, no te pase como al hombre que queria colgar el cuadro, quita todo dramatismo y rie como la presentadora de televisión.